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¡Qué difícil es hablar del aborto!

Hablar o escribir sobre el aborto, no es fácil. Primero, porque en nuestra idiosincrasia es un tema tabú y segundo hay que estar bien informados sobre la sexualidad.

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Retomando lo segundo, hay que entender que la sexualidad es un tema que desde niños deberíamos tener claro porque en ocasiones lo confundimos con genitalidad. A veces llegamos a la adolescencia, etapa donde el joven se desarrolla física y mentalmente, donde sufre muchos cambios hormonales, experimenta o siente cosas que antes no sentía, y todavía no entendemos lo que significa la palabra o lo que encierra la sexualidad.

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Nuestra sexualidad no sólo incluye el comportamiento sexual, también el género, los cuerpos y cómo funcionan, nuestros valores, actitudes, el crecimiento y sentimientos de la vida.

Volviendo al primer punto, por ser un tema TABÚ, no se toca, no se escucha, no se dialoga en familia. Podría decirse que en pleno siglo XXI, un 70% de los niños preadolescentes y adolescentes poco y nada saben de este tema, en ello incluye el cuidarse cuando se tienen relaciones sexuales, lo que ocasiona angustia cuando hay sospecha de embarazo y por ahí derechito se llega al aborto.

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Insisto, la educación en sexualidad y ciudadanía es imprescindible. Si en la casa no tenemos la formación para entender nuestro cuerpo, cómo funciona y cómo nos debemos cuidar, los colegios deben brindar este acompañamiento. Haciendo este texto investigué sobre los programas de “Educación sexualidad y ciudadanía” que contempla la educación pública en Colombia, entonces me asalta la duda… si está escrito en las directrices nacionales ¿por qué no la estamos recibiendo? ¿Qué es lo que impide hacerla?

Las jóvenes necesitamos conocer sobre el alto riesgo en que nos ponemos cuando nos embarazamos de manera prematura y cuando decidimos practicarnos un aborto de manera legal o ilegal.  Las y los jóvenes debemos tomar conciencia de la importancia del uso de métodos de planificación para prevenir un embarazo no deseado, y la posibilidad de morir o  de padecer secuelas como consecuencia de la práctica de un aborto.

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Finalmente, escribir sobre esto no fue fácil; hay muchas personas en contra otras a favor, hay mucha desinformación; posturas tan  radicales que nos sentimos como en la época en que nuestras mamás o abuelas tenían que tener hijos por obligación porque si no “no lograban realizarse como mujeres”

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